24 RAZONES PARA LEVANTARSE TODOS LOS DÍAS

1. ¿El día mas bello? Hoy.
2. ¿El obstáculo más grande? El miedo.
3. ¿La raiz de todos los males? El egoismo.
4. ¿La peor derrota? El desaliento.
5. ¿La primera necesidad? Comunicarse.
6. ¿El misterio más grande? La muerte.
7. ¿La persona más peligrosa? La mentirosa.
8. ¿El regalo más bello? El perdón.
9. ¿La ruta más rápida? El camino correcto.
10. ¿El resguardo más eficaz? La sonrisa.
11. ¿La mayor satisfaccion? El deber cumplido.
12. ¿Las personas más necesitadas? Los padres.
13. ¿La cosa más fácil? Equivocarse.
14. ¿El error mayor? Abandonarse.
15. ¿La distracción más bella? El trabajo.
16. ¿Los mejores profesores? Los niños.
17. ¿Lo que más hace feliz? Ser útil a los demás.
18. ¿El peor defecto? El malhumor.
19. ¿El sentimiento más ruin? El rencor.
20. ¿Lo más imprescindible? El hogar.
21. ¿La sensación más grata? La paz interior.
22. ¿El mejor remedio? El optimismo.
23. ¿La fuerza mas potente del mundo? La fe.
24. ¿La cosa mas bella de todas? El Amor.



jueves, 7 de octubre de 2010

CON UN BILLETE DIRECTO HACIA EL INFIERNO EN EL BOLSILLO


Cuanta razón tenía aquella tarotista que en una sesión le dijo a mi madre que su hijo mayor tenía el demonio en el cuerpo. Cada vez está más confirmado. Tengo la gran capacidad de hacer daño a los demás. Ahora entiendo mi desgracia; no es más que la aplicación de la Justicia Divina que recae sobre mis hombros, y como tal asumo mis errores y mi penitencia. Ahora entiendo ese sueño que de forma recurrente, noche tras noche me atormenta. En él lidero a un grupo de “Héroes Divinos”, cuya misión es la de evitar el Apocalipsis que se avecina de forma inminente. Al final resulta ser que yo mismo soy el que provoca la venida del Apocalipsis; cuando lo que en realidad quería hacer es ayudar, provoco el fin del mundo, convirtiéndome en el mismísimo Anticristo.

Hoy, sin ir más lejos, salió “la bestia”, esa que intento contener cada vez que quiere salir, pero no lo conseguí, pudo conmigo. Rompí todo a mi paso, tiré todo lo que tenía cercano a mí; la destrucción que he ido dejando atrás es impresionante. Todo ha finalizado con la tranquilizadora frase: estás loco, te voy a encerrar en un psiquiátrico para siempre. Demoledora frase, la verdad, pero así es la vida, que aunque digan que no es un camino de rosas, yo pienso que si, lo que se nos suele olvidar es que las rosas tienen espinas, y las espinas pinchan y causan heridas.

También, en esta tarde nublada, pienso en el lastre en el que me he convertido para todos aquellos que me rodean y a los que quiero inmensamente. No aporto nada positivo a sus vidas, simplemente soy la persona que continuamente les condiciona negativamente, y que les limita su libertad de movimiento.

Ante tal circunstancia, en estos momentos de depresión profunda, yo me hago una pregunta: ¿Merece la pena mi estancia en este mundo? Yo pienso que no, que en esta vida estamos para dejar una huella en los corazones de las personas con las que te vas cruzando; yo sin embargo voy dejando heridos y cadáveres a mi paso. Soy un Devorador de Almas, y por ello mismo le exprimo sin ser consciente de ello la vida a todo aquel que tenga el atrevimiento de acercarse a mí.

En este momento en el que estas palabras salen de mi mente y se plasman en esta página, sólo hay una idea que me ronda la cabeza: tengo que desaparecer, evadirme de este mundo que no me quiere. Ya no valen las palabras vacías, ya no valen los falsos “amigos”, tampoco me valen los pensamientos positivos; ya lo único que importa es encontrar el momento adecuado y reunir las fuerzas necesarias, para conseguir que mi alma pueda vagar libre, aunque tenga billete sólo de ida al infierno.

Mis últimas palabras son para pedir perdón por mis intentos de ser buena persona, ya que siempre se quedan en eso, solo intentos. Sólo quiero hacer saber que siempre antepuse el bienestar de los demás antes que el mío propio, quizás por eso me veo en esta tesitura, donde me encuentro enfermo, sólo y sin alivio alguno.

Espero volver a escribir pronto, ya que eso será señal de que continúo al pie del cañón, tal y como me gustaría hacer, pero que en la mayoría de la veces, como ocurre ahora, no encuentro fuerzas ni apoyos para continuar.

Desde mi particular infierno, un sincero agradecimiento a todos los que intentan de corazón hacerme sentir bien.