24 RAZONES PARA LEVANTARSE TODOS LOS DÍAS

1. ¿El día mas bello? Hoy.
2. ¿El obstáculo más grande? El miedo.
3. ¿La raiz de todos los males? El egoismo.
4. ¿La peor derrota? El desaliento.
5. ¿La primera necesidad? Comunicarse.
6. ¿El misterio más grande? La muerte.
7. ¿La persona más peligrosa? La mentirosa.
8. ¿El regalo más bello? El perdón.
9. ¿La ruta más rápida? El camino correcto.
10. ¿El resguardo más eficaz? La sonrisa.
11. ¿La mayor satisfaccion? El deber cumplido.
12. ¿Las personas más necesitadas? Los padres.
13. ¿La cosa más fácil? Equivocarse.
14. ¿El error mayor? Abandonarse.
15. ¿La distracción más bella? El trabajo.
16. ¿Los mejores profesores? Los niños.
17. ¿Lo que más hace feliz? Ser útil a los demás.
18. ¿El peor defecto? El malhumor.
19. ¿El sentimiento más ruin? El rencor.
20. ¿Lo más imprescindible? El hogar.
21. ¿La sensación más grata? La paz interior.
22. ¿El mejor remedio? El optimismo.
23. ¿La fuerza mas potente del mundo? La fe.
24. ¿La cosa mas bella de todas? El Amor.



domingo, 3 de octubre de 2010

DESDE MI MUNDO INTERIOR



Aquí, en mi pequeña parcela de espacio vital, en la que me resguardo del miedo, de la soledad, del dolor; aquí donde me siento arropado y la vez protegido por un muro sin que nadie me pueda ver; es precisamente aquí donde sólo me atrevo a derramar mis lágrimas en aquellos momentos de desaliento en los que me parece no encontrar la salida; aquellos momentos en los que la tristeza me inunda y la soledad me llama. Pero es precisamente en estos momentos en los que te puedes dar cuenta de cuáles son verdaderamente tu amigos; esa palabra que con tanta ligereza solemos usar y que tan poca importancia le solemos dar.

Yo era una persona que alardeaba de tener amigos, yo era una de esas personas que usaba esa palabra sin pensar dos veces cuál era su verdadero significado. Es ahora, cuando desde el pequeño balcón que hay en mi cuarto y viéndome confinado en mi silla de ruedas, me doy cuenta de cuán grande fue mi error. Los que me rodeaban no eran amigos, eran simplemente aves de rapiña que se alimentaban de mi espíritu, y que sólo me querían por puro interés o que simplemente toda aquella amistad mostrada hacia a mí era mera apariencia. Por eso, a día de hoy, y aunque sea un tópico, puedo contar los amigos que tengo con los dedos de una mano, y es más que probable que me sobren la mitad.

También, era una persona que se sentía engrandecida por la magnifica familia que tenía. Pura apariencia también. Lo triste de todo, es que todos se quitaran la máscara en el momento del fallecimiento de mi buena madre. En ese momento todos se mostraron tal cual son y dejaron de aparentar; lo que hasta ahora era considerado como la “Pangea”, se había separado y convertido en “Continentes”, concretamente en dos: la parte liderada porque el que hasta hace un tiempo yo llamaba padre y que ahora se ha convertido en uno de mis demonios, y la otra parte liderada por el que todavía sigue siendo mi abuelo, y al que le deberé hasta el fin de mis días muchas cosas, ya que se ha convertido en mi ángel protector aquí en la Tierra. Asíque mi familia en este momento se compone por tres núcleos claramente diferenciados: el formado por mi mujer, mi hijo y mi hija; el formado por mis abuelos maternos; y el formado por mi tío materno y mis primas (dos en concreto). Asíque en días tan especiales en los que yo soy el protagonista de algún evento, me veo abocado a la soledad, esa compañera inseparable, que desde hace poco más de dos años me acompaña a todos lados.

Esa es parte de la pena interior que cubre mi alma de sentimientos oscuros, de rencores, de odios, etc…, sensaciones impropias de una persona de mi naturaleza, y que por culpa de la influencia maligna de ciertos seres, ya que no tienen otra forma de llamarles, hoy me siento una persona de corazón débil, dificultado no solo para la movilidad, sino también dificultado para poder desprender sentimientos agradables que reconforten a los que de verdad me quieren, a los que sé que tanto daño les causo sin ser consciente de ello. Por eso desde mi parcela, espero que les llegue mi suplicación de perdón, ya que me encuentro en proceso de reconversión en la persona que siempre he sido y que quiero seguir siendo.

No quiero terminar éstas líneas sin solicitar a mi querida madre, que siempre se encuentra en mis pensamientos y que yo sé que me acompaña continuamente velando por los míos, que en los sucesivos días le mande un soplo de aliento calido al corazón de una persona siempre necesitada de una caricia y que toda la fuerza posible que reciba le será de gran ayuda, además de que vele por ella durante su estancia, más que segura breve en el hospital (al menos esos son mis fervientes deseos) ya que yo por la distancia y por la enfermedad por la que divago no puedo hacerlo. Pero de todas formas yo quiero con éstas palabras, que ella consiga un escalón más para llegar a su meta final, la felicidad; ya que agradezco en gran medida su paciencia ante mis pesadas charlas y mis continuos desánimos, cuando ella necesita del mismo alivio que yo, y que tan buenos consejos ha sido capaz de proporcionarme para que mi vida cotidiana al lado de los míos sea más apacible y recobre la relación que un día me unía a ellos.

Para finalizar, no quiero olvidar, agradecer a esa gran mujer que tengo a mi lado, sus cuidados, su paciencia, sus abrazos en el momento oportuno, sus pequeños gestos, cosas que hacen que día a día encuentre una de las razones para levantarme de la cama y seguir luchando, ya que tengo más razones por las que hacerlo, y que no siempre las veo, y una de ellas es la incondicional sonrisa de mi hija, que es, en realidad, mi mejor medicina.