24 RAZONES PARA LEVANTARSE TODOS LOS DÍAS

1. ¿El día mas bello? Hoy.
2. ¿El obstáculo más grande? El miedo.
3. ¿La raiz de todos los males? El egoismo.
4. ¿La peor derrota? El desaliento.
5. ¿La primera necesidad? Comunicarse.
6. ¿El misterio más grande? La muerte.
7. ¿La persona más peligrosa? La mentirosa.
8. ¿El regalo más bello? El perdón.
9. ¿La ruta más rápida? El camino correcto.
10. ¿El resguardo más eficaz? La sonrisa.
11. ¿La mayor satisfaccion? El deber cumplido.
12. ¿Las personas más necesitadas? Los padres.
13. ¿La cosa más fácil? Equivocarse.
14. ¿El error mayor? Abandonarse.
15. ¿La distracción más bella? El trabajo.
16. ¿Los mejores profesores? Los niños.
17. ¿Lo que más hace feliz? Ser útil a los demás.
18. ¿El peor defecto? El malhumor.
19. ¿El sentimiento más ruin? El rencor.
20. ¿Lo más imprescindible? El hogar.
21. ¿La sensación más grata? La paz interior.
22. ¿El mejor remedio? El optimismo.
23. ¿La fuerza mas potente del mundo? La fe.
24. ¿La cosa mas bella de todas? El Amor.



jueves, 28 de abril de 2011

UNA LUZ EN EL HORIZONTE


Después de casi 6 meses sin escribir por fin me decido a hacerlo. Han sido diversos los motivos que me han llevado a no hacerlo: principalmente el cúmulo de enfermedades físicas y del alma que padezco, y algunas nuevas que han ido apareciendo; los efectos secundarios de la medicación también han contribuido con bastante fuerza.


Durante este periodo han habido varias novedades, que variar ninguna han sido satisfactorias. En primer lugar mi enfermedad física ha ganado terreno, ya no son solo las piernas, ya ha llegado a caderas y vértebras lumbares, además de afectaciones, de momento leves, en ambos miembros superiores. Todo lo anterior me lleva a vivir confinado en la que es y será mi celda, condenado a cadena perpetua sin juicio previo, atrapado por las sombras y mis miedos más ocultos, sin posibilidad alguna de que exista alguien que me ayude a que esta condena aprobada por la ley de la vida sea abolida.


De todas formas, no todo es malo. Hace unos dos meses comencé con una terapia llamada descodificación biológica, que básicamente consiste en reprogramar mi mente, que según me dicen, desde el momento en el que se produce el comienzo del embarazo y principalmente durante la niñez se programa la misma, y como robots inanimado y sin voluntad seguimos con total exactitud. Ahora trabajo principalmente en ello, y debo darle infinitas gracias a la doctora Luz Dary Parra Hoyos (www.descodificacionbiologica.net), la cual, de forma desinteresada está tratando mi caso sin obtener los honorarios que le corresponden, sólo me exige lo que un día Albert Einstein afirmó decir que era la fuerza motriz más fuerte del mundo, por delante de cualquier energía existente en el universo, VOLUNTAD, que según la Real Academia de la Lengua Española es la capacidad de una persona para superar obstáculos o dificultades o para cumplir con sus obligaciones. Por supuesto, no se me olvida el titánico esfuerzo ha hecho y el empeño que ha puesto mi amiga Cristina en facilitarme una lima, para que vaya rompiendo los barrotes de la prisión que me absorbe día a día la vida; y por ello también debo darle infinitas gracias.


En este momento, también estoy intentando comenzar a realizar otras terapias alternativas como el Reiki o las Flores de Bach, que un terapeuta fundador de una asociación de Yoga y Terapias alternativas de mi población me han recomendado (http://guerrerosdeluzlacarolina.blogspot.com/). Aunque todavía es un proyecto en vías de concretar, pero es un punto de luz que se muestra en el horizonte.


No quiero terminar sin dedicar unas palabras a mi compañera de viaje, esa que todos los días se levanta con el afán de hacerme más fácil el día a día, la que aguanta mi mal humor y mis malos modales, la que me da una caricia en el momento adecuado, la que lucha por ella y por mí sin que se atisbe en ella ningún grado de cansancio; sí, es ella, RAQUEL, mi mujer; y escribo su nombre con mayúsculas, porque mayúsculo es lo que me da de sí misma todos los días, y que yo casi nunca le muestro cuan grande es la importancia de su labor, lo que significa para mí y el gran beneficio que me produce; por ello mismo le digo las Cuatro Palabras de la técnica de sanación mental Ho´ponopono: LO SIENTO, PERDÓN, GRACIAS, TE AMO.

martes, 2 de noviembre de 2010

RECORDANDO A UN ÁNGEL



Una vez terminada la jornada, una vez pasado el mal trago de este día, me abrigo en este lugar para que el frío aliento de la muerte no me alcance. Ya pasado el Día de los Difuntos, ese día en el que los cementerios se llenan de flores y de visitantes que una vez año se dignan a rendir homenaje, o al menos eso dicen, a sus difuntos. Yo ante la venida de este día, mi única preparación es la de una humilde vela junto al retrato de mi madre, para que la guíe en su eterno viaje.

Dice un refrán que no valoramos a una persona hasta que la perdemos; cuánta verdad desprenden esas palabras. En muchas ocasiones tengo la sensación de que todavía huelo esa fragancia tan peculiar que desprendía mi madre o que se sienta a mi lado en la cama, tal y como hacía cuando yo era niño; saborear esas comidas cuyo toque especial sólo ella sabía darle; oír esas palabras de alivio que siempre aparecían en el momento adecuado. Todo lo anterior, después casi 5 años de ausencia de mi madre, me pesa como una losa y me abruma a cada paso que doy.


A día de hoy he conseguido superar la fase de duelo, pero lo que nunca conseguiré superar es la ausencia de la culpable de que yo exista, de que mis hijos existan, de que yo sea como soy, porque ella forma y siempre formará parte de mí. Por eso mismo no quiero dejar pasar la oportunidad sin que queden plasmadas estás palabras recordando a mi madre, aquella maravillosa mujer que en cuyos buenos momentos se desvivía por mí y en cuyos malos momentos, a raíz de su larga y grave enfermedad, me hizo sufrir sus malos tratos, los cuales a día de hoy no los considero como tales, sino desvaríos de una persona enferma, que por otro lado me han servido, en parte, para adquirir una madurez adelantada a mi edad. Pero aunque no sea creíble, no le guardo ningún rencor, al contrario, hace tiempo que pude perdonarla, y solo espero reunirme con ella para aclarar muchas cosas que quedaron pendientes entre los dos.

Por todo lo que una madre significa, y en especial, por todo lo que significa la mía, quiero decirle estás palabras, que seguro le llegarán allá donde esté:



Sufrías de día,
descansabas de noche,
lavabas y cocías murmurando los afanes
que dejabas regando los jardines...
Caminando en la calle te extasiabas

y tus ojos buscaban el encuentro
de la gente que amiga de sus cuentos
estrechaban tus abrazos.
Yo caminado junto a ti feliz seguía
el sermón que tus labios me decían,
las palabras que jamás fueron oídas
y que extraño después de tu partida.
Fue fuerte mujer de mandamiento
plasmada de montañas y de miedos,
de rezos, de oración, de desencuentro...
Y fue aquella,
que pensaba en mí mañana,
en mis horas felices del destino,
aquella que soñaba a solas,
que será de él, sin nunca decir nada.
Aquella que de niño me cargo en sus brazos
sufriendo en carne viva mis tropiezos,
la que me brindó sus besos,
sus caricias, sus abrazos.
En ella pienso hoy.

En ella que fue mi amor y mi querella
mi angustia, mi alegría,
la que con su aroma me impregnó la vida
dándome aromas para que sonriera
y yo dándole espinas para que sufriera.
En ella pienso hoy, sin ser olvido
a mi mente y corazón,
en ella pienso hoy como un suspiro,
como el ave que en un largo vuelo
hecho pedazos... nos dejó su nido.


Después de escribir estas palabras, las lágrimas invaden mis ojos, lágrimas de amargura que aún emanan de mi alma y que son como cuchillos que mantienen abierta la herida que causó la muerte ya esperada de mi madre. Pero seguro que aunque haya fallecido, está más cerca de mí de lo que se podría pensar, y vela, como mi ángel de la guarda, por toda mi familia, guiándonos por el buen camino y ayudándonos en todo lo que puede, y por ella son todos mis rezos y peticiones, éstas últimas, siempre a favor en estos momentos para mi hija, para que se recupere de un accidente que tuvo hace 2 meses, lo antes posible y de forma satisfactoria.


Mamá, gracias.


jueves, 7 de octubre de 2010

CON UN BILLETE DIRECTO HACIA EL INFIERNO EN EL BOLSILLO


Cuanta razón tenía aquella tarotista que en una sesión le dijo a mi madre que su hijo mayor tenía el demonio en el cuerpo. Cada vez está más confirmado. Tengo la gran capacidad de hacer daño a los demás. Ahora entiendo mi desgracia; no es más que la aplicación de la Justicia Divina que recae sobre mis hombros, y como tal asumo mis errores y mi penitencia. Ahora entiendo ese sueño que de forma recurrente, noche tras noche me atormenta. En él lidero a un grupo de “Héroes Divinos”, cuya misión es la de evitar el Apocalipsis que se avecina de forma inminente. Al final resulta ser que yo mismo soy el que provoca la venida del Apocalipsis; cuando lo que en realidad quería hacer es ayudar, provoco el fin del mundo, convirtiéndome en el mismísimo Anticristo.

Hoy, sin ir más lejos, salió “la bestia”, esa que intento contener cada vez que quiere salir, pero no lo conseguí, pudo conmigo. Rompí todo a mi paso, tiré todo lo que tenía cercano a mí; la destrucción que he ido dejando atrás es impresionante. Todo ha finalizado con la tranquilizadora frase: estás loco, te voy a encerrar en un psiquiátrico para siempre. Demoledora frase, la verdad, pero así es la vida, que aunque digan que no es un camino de rosas, yo pienso que si, lo que se nos suele olvidar es que las rosas tienen espinas, y las espinas pinchan y causan heridas.

También, en esta tarde nublada, pienso en el lastre en el que me he convertido para todos aquellos que me rodean y a los que quiero inmensamente. No aporto nada positivo a sus vidas, simplemente soy la persona que continuamente les condiciona negativamente, y que les limita su libertad de movimiento.

Ante tal circunstancia, en estos momentos de depresión profunda, yo me hago una pregunta: ¿Merece la pena mi estancia en este mundo? Yo pienso que no, que en esta vida estamos para dejar una huella en los corazones de las personas con las que te vas cruzando; yo sin embargo voy dejando heridos y cadáveres a mi paso. Soy un Devorador de Almas, y por ello mismo le exprimo sin ser consciente de ello la vida a todo aquel que tenga el atrevimiento de acercarse a mí.

En este momento en el que estas palabras salen de mi mente y se plasman en esta página, sólo hay una idea que me ronda la cabeza: tengo que desaparecer, evadirme de este mundo que no me quiere. Ya no valen las palabras vacías, ya no valen los falsos “amigos”, tampoco me valen los pensamientos positivos; ya lo único que importa es encontrar el momento adecuado y reunir las fuerzas necesarias, para conseguir que mi alma pueda vagar libre, aunque tenga billete sólo de ida al infierno.

Mis últimas palabras son para pedir perdón por mis intentos de ser buena persona, ya que siempre se quedan en eso, solo intentos. Sólo quiero hacer saber que siempre antepuse el bienestar de los demás antes que el mío propio, quizás por eso me veo en esta tesitura, donde me encuentro enfermo, sólo y sin alivio alguno.

Espero volver a escribir pronto, ya que eso será señal de que continúo al pie del cañón, tal y como me gustaría hacer, pero que en la mayoría de la veces, como ocurre ahora, no encuentro fuerzas ni apoyos para continuar.

Desde mi particular infierno, un sincero agradecimiento a todos los que intentan de corazón hacerme sentir bien.


domingo, 3 de octubre de 2010

DESDE MI MUNDO INTERIOR



Aquí, en mi pequeña parcela de espacio vital, en la que me resguardo del miedo, de la soledad, del dolor; aquí donde me siento arropado y la vez protegido por un muro sin que nadie me pueda ver; es precisamente aquí donde sólo me atrevo a derramar mis lágrimas en aquellos momentos de desaliento en los que me parece no encontrar la salida; aquellos momentos en los que la tristeza me inunda y la soledad me llama. Pero es precisamente en estos momentos en los que te puedes dar cuenta de cuáles son verdaderamente tu amigos; esa palabra que con tanta ligereza solemos usar y que tan poca importancia le solemos dar.

Yo era una persona que alardeaba de tener amigos, yo era una de esas personas que usaba esa palabra sin pensar dos veces cuál era su verdadero significado. Es ahora, cuando desde el pequeño balcón que hay en mi cuarto y viéndome confinado en mi silla de ruedas, me doy cuenta de cuán grande fue mi error. Los que me rodeaban no eran amigos, eran simplemente aves de rapiña que se alimentaban de mi espíritu, y que sólo me querían por puro interés o que simplemente toda aquella amistad mostrada hacia a mí era mera apariencia. Por eso, a día de hoy, y aunque sea un tópico, puedo contar los amigos que tengo con los dedos de una mano, y es más que probable que me sobren la mitad.

También, era una persona que se sentía engrandecida por la magnifica familia que tenía. Pura apariencia también. Lo triste de todo, es que todos se quitaran la máscara en el momento del fallecimiento de mi buena madre. En ese momento todos se mostraron tal cual son y dejaron de aparentar; lo que hasta ahora era considerado como la “Pangea”, se había separado y convertido en “Continentes”, concretamente en dos: la parte liderada porque el que hasta hace un tiempo yo llamaba padre y que ahora se ha convertido en uno de mis demonios, y la otra parte liderada por el que todavía sigue siendo mi abuelo, y al que le deberé hasta el fin de mis días muchas cosas, ya que se ha convertido en mi ángel protector aquí en la Tierra. Asíque mi familia en este momento se compone por tres núcleos claramente diferenciados: el formado por mi mujer, mi hijo y mi hija; el formado por mis abuelos maternos; y el formado por mi tío materno y mis primas (dos en concreto). Asíque en días tan especiales en los que yo soy el protagonista de algún evento, me veo abocado a la soledad, esa compañera inseparable, que desde hace poco más de dos años me acompaña a todos lados.

Esa es parte de la pena interior que cubre mi alma de sentimientos oscuros, de rencores, de odios, etc…, sensaciones impropias de una persona de mi naturaleza, y que por culpa de la influencia maligna de ciertos seres, ya que no tienen otra forma de llamarles, hoy me siento una persona de corazón débil, dificultado no solo para la movilidad, sino también dificultado para poder desprender sentimientos agradables que reconforten a los que de verdad me quieren, a los que sé que tanto daño les causo sin ser consciente de ello. Por eso desde mi parcela, espero que les llegue mi suplicación de perdón, ya que me encuentro en proceso de reconversión en la persona que siempre he sido y que quiero seguir siendo.

No quiero terminar éstas líneas sin solicitar a mi querida madre, que siempre se encuentra en mis pensamientos y que yo sé que me acompaña continuamente velando por los míos, que en los sucesivos días le mande un soplo de aliento calido al corazón de una persona siempre necesitada de una caricia y que toda la fuerza posible que reciba le será de gran ayuda, además de que vele por ella durante su estancia, más que segura breve en el hospital (al menos esos son mis fervientes deseos) ya que yo por la distancia y por la enfermedad por la que divago no puedo hacerlo. Pero de todas formas yo quiero con éstas palabras, que ella consiga un escalón más para llegar a su meta final, la felicidad; ya que agradezco en gran medida su paciencia ante mis pesadas charlas y mis continuos desánimos, cuando ella necesita del mismo alivio que yo, y que tan buenos consejos ha sido capaz de proporcionarme para que mi vida cotidiana al lado de los míos sea más apacible y recobre la relación que un día me unía a ellos.

Para finalizar, no quiero olvidar, agradecer a esa gran mujer que tengo a mi lado, sus cuidados, su paciencia, sus abrazos en el momento oportuno, sus pequeños gestos, cosas que hacen que día a día encuentre una de las razones para levantarme de la cama y seguir luchando, ya que tengo más razones por las que hacerlo, y que no siempre las veo, y una de ellas es la incondicional sonrisa de mi hija, que es, en realidad, mi mejor medicina.



miércoles, 29 de septiembre de 2010

EL PÁJARO QUE OCUPA MI ALMA


Hondo, muy hondo, en nuestro interior se cobija el alma. Nadie la ha visto nunca pero todos saben que existe. Hay quien lo escucha a menudo. Hay quien rara vez lo escucha. Y quien lo escucha sólo una vez. Por eso es conveniente ya tarde, en la noche, cuando todo está en silencio, escuchar al Pájaro del Alma. El Pájaro del Alma cierra los cajones de nuestra alma, donde se guardan todos nuestros sentimientos: hay un cajón para los celos, otro para la felicidad, otro para el amor...Sólo el Pájaro del Alma tiene las llaves de esos cajones y los abre cuando nosotros le pedimos que lo haga. A veces el pájaro nos lleva la contraria y abre el cajón equivocado: en vez de silencio, nos hace hablar; cuando queremos ser pacientes y estar calmados, abre el de la ira.

Hubo un tiempo en el que mi Pájaro del Alma no veía, estaba ciego. Se le perdieron las llaves que abrían los cajones de la amistad, la felicidad, el amor,…; sólo poseía las que abrían los cajones del odio y del rencor; estaba a oscuras. No había nadie a su alrededor que le ayudara a abrir los cajones de la valentía y del entusiasmo.

Volaba sólo y triste acompañado de la desesperación que le provocaba no conocer el camino hacia la luz. De pronto, pareció sentir sobre su lomo el peso de la llave que abría el cajón de la esperanza, era una sensación nueva; ya no estaba sólo e inmerso en la oscuridad; se encontraba sumergido en la penumbra. Intentó abrir el cajón pero la llave era muy frágil, y la cerradura estaba oxidada por el poco uso que se le había dado; al final se rompió la llave. Volvió a no tener conciencia del brillo del amor fraternal, y perdió toda esperanza de volver a sentir el calor de la luz.

Merodeando por la isla donde se encontraban los cajones de la libertad y de la esclavitud, tropezó con algo que, por lo poco que se veía, parecía ser una llave que brillaba por sí misma, tenía luz propia; parecía que podría darle la libertad. Cogió la llave, fue hacia el cajón adecuado guiado por la luz emitida por ella, la introdujo en la cerradura y de pronto mi Pájaro del alma cayó; cayó lentamente por un pozo profundo que parecía no tener fin; y no pudo volar, pues tenía las alas atadas con cadenas que se le clavaban como estacas. Se convirtió en esclavo pensando que se dirigía hacia la libertad; esclavo de la mentira y del cinismo. Aquella llave tan bonita y brillante por fuera, había resultado ser por dentro como el caballo de Atila, que por la tierra que pisara no volvía a crecer vegetación alguna. Fue su peor condena. Al final tocó fondo. Además de encontrarse envuelto por la más absoluta oscuridad y de estar atado por aquellas cadenas frías como el hielo, se rompió una pata. Estaba herido y no había nadie a su alrededor que lo curara.

Apoyó su atormentada cabeza en un cajón que se había quedado abierto, o quizás algún otro pájaro había abierto para hundirlo mucho más, quién sabe...; ésto le provocó un terrible cansancio. Mientras dormía tuvo un sueño, no como el que tienen los niños en la víspera de Navidad, o el que tienen las mujeres cuando van a ser madres; no, era una pesadilla, pero no una pesadilla cualquiera. En algunos momentos, las imágenes cobraban tal realismo, que mi Pájaro del Alma comenzaba a llorar y a pensar en hacer cosas descabelladas y sin sentido. Sus lágrimas no eran lágrimas, eran gritos hacia la luz que la parte de su corazón que todavía no había sido transformado en piedra por la penetrante mirada de la soledad, emitía desesperadamente en busca de cualquier cosa que le proporcionara una escalera para subir, escalón a escalón, hasta llegar a la libertad.

El esfuerzo se vio recompensado. Sus llamadas de atención habían sido escuchadas por un pájaro del alma distinto a los demás. Tenía algo dentro de él que le hacía destacar sobre los demás. Éste, bajó hasta el abismo donde se encontraba mi Pájaro del Alma, y no sólo le proporcionó la escalera, sino que también le quitó las cadenas que lo había tenido aprisionado en aquel inhóspito lugar. Dadas las escasas fuerzas y ganas de luchar de mi Pájaro del Alma, lo llevó a cuestas hacia el valle, en cuyo tramo final se encontraba la llave que abría el cajón donde residía todo el amor que le había sido negado hasta ahora, al igual que la libertad que tanto había anhelado.

Por el camino hacia el valle, aquel pájaro amigo fue enseñando a mi Pájaro del Alma a volar, le curó las heridas con su aliento cargado de buenas intenciones y, lo más importante, le mostró el camino verdadero que, hasta donde su memoria alcanza, siempre había estado buscando.

Al llegar a aquel maravilloso lugar, descubrió que para poder abrir el cajón precisaba de otra llave, además de la que allí se encontraba. Sin esperarlo, aquel pájaro amigo, sacó otra llave similar que se unió con la que mi Pájaro del Alma había encontrado, y juntos abrieron el cajón, lo que supuso un cambio radical en las vidas de los dos pájaros, ya que se fusionaron para formar un solo Pájaro del Alma.

Desde aquel momento ese pájaro formado por mi Pájaro del Alma y aquel pájaro amigo, vuela por mi interior y por el de aquella persona que compartió su pájaro del alma para sacarme del abismo en el que me encontraba inmerso rodeado de manos que me empujaban hacia el fondo. Y desde entonces su destino y el mío vuelan cogidos de la mano dándose aliento el uno al otro, y más aún, compartiendo todo el amor que había sido encontrado en aquel maravilloso valle, disfrutando de la libertad.

Hasta aquí mi narración en forma de cuento de mi pasado, pasado que a día de hoy ha regresado para atormentarme y para que, al igual que en el cuento, me encuentre de nuevo sumido en la oscuridad, ciego completamente y sin encontrar un nuevo Pájaro del Alma que me vuelva a guiar hacía la luz y la libertad.

Como broma, decir que colgaré el siguiente cartel, si alguien se apunta a mi iniciativa le será agradecido en forma de besos y abrazos. El cartel pondrá lo siguiente: SE BUSCA PÁJARO DEL ALMA PARA CORAZÓN HERIDO Y RODEADO DE OSCURIDAD, PARA QUE LE AYUDE A INTENTAR ENCONTRAR EL CAMINO HACIA LA FELICIDAD. SE REQUIERE EXPERIENCIA. NO SE ACEPTAN PÁJAROS VACIOS POR DENTRO.

Seguro que alguien responde al anuncio, o al menos tengo la esperanza de que mi grito desesperado llegue a buen puerto.




martes, 28 de septiembre de 2010

INTENTANDO ABRIR LA VENTANA



Una vez leí que nosotros mismos estamos hechos por puertas y ventanas. Nosotros decidimos cuando tenerlas abiertas y cuando mantenerlas cerradas. Podemos ser tan trasparentes como queramos o cerrados como una gran fortaleza. Pues precisamente hoy comienzo este blog para salir del castillo en el que yo mismo me encerré y tiré la llave al mar. Aunque parezcca irónico comienzo mi andadura como bloguero para contar mi experiencia como discapacitado físico. Desde hace dos años, y aún siendo un joven aún, me encuentro confinado en una silla de ruedas por culpa de un cúmulo de circunstancias y de personas que se hacen llamar "médicos" que juegan con nosotros como si fueramos meras marionetas o cobayas de laboratorio, sin reparar en que tratan con personas. No voy a aburrir a nadie contando como llegué a esta situación, pero simplemente comentar que a día de hoy tengo una enfermedad degenerativa llamada condromalacia rotuliana que a día de hoy se me afecta a las dos rodillas, pero que ya siento como se va adueñando de otras partes de mi cuerpo y me van limitando de poco a poco, casi sin darme cuenta.

Todo este periplo lo llevo a cuestas yo sólo, me explico: a veces nos concentramos tanto en nosotros que perdemos la relación con los demás y no reconocemos que vamos llenando de ladrillos nuestra casa. Es bueno tener algunas ventanas cerradas sin embargo hay que tener cuidado ya que si cierras todas te quedas sin aire y con las puertas pasa algo más complicado, tu decides qué puertas cerrar, que puertas abrir, pero si cierras todas, no tendrás salidas y mucho menos, sabrás a donde llegar. Pues eso mismo he hecho yo, tengo poca gente dispuesta a arrimar el hombro para sumar esfuerzos a la vez mía, ¿y yo qué hago? Los aparto de mí con mi mal humor, mis malas palabras, mis gestos feos, etc..., y claro, la gente se cansa. Yo por suerte de momento tengo a mi mujer Raquel, que si por mi fuera la proponía para que la beatificaran; ya tiene el cielo ganado solo conmigo, es la que me levanta todos los días y es mis pies y mis manos; a ella le debo en parte mi estancia en este mundo. Cómo olvidarme de mis hijos, esos seres llenos de inocencia, creyentes de cualquier milagro, y pacientes como los que más, al igual que los más preocupados por mí, a ellos también les debo mi poca cordura.

Ésta, es de momento mi presentación en este gran mundo que es internet, y que para mí espero que se convierta en una vía de escape de mis sufrimientos y pensamientos negativos, que de forma incesante inundan mi cabeza de pesimismo.

No quiero terminar mi primera sesión de "terapia" sin agradecer a mi amiga Nieves su "empujón" hacía este mundo exterior, que espero que haga que deje de volar sin alas, dejando los miedos atrás, que es donde deben de quedarse, y recuperar las alas que un día me fueron arrebatadas.
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Sólo un consejo para termiar: volad, pero volad alto, eso sí, siempre acompañados, para compartir esa sensación de libertad que a día de hoy no le damos el valor que se merece en realidad; como
dice esta reflexión: El lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen, no es una oficina ni un comercio ni una fábrica; ahí veo yo la importancia de la familia.